Laberinto

Para comenzar una partida a Laberinto tenemos que colocar el tablero en el centro de la mesa y luego situar encima las partes del laberinto que son como una especie de losetas que se colocan en la rejilla formada en el tablero. Esas partes del laberinto se colocarán de manera aleatoria y con ello tendremos una configuración inicial de los pasillos disponibles para moverse por el tablero.

A continuación se entrega a cada jugador un conjunto de cartas. El número puede variar en función de la dificultad de la partida y la duración que queramos que tenga. En principio los jugadores no pueden ver las cartas que se les han entregado. Cada carta tiene dibujado un personaje que se tiene que localizar entre los pasadizos del laberinto. Estos personajes u objetos objetivo se encuentran dibujados en algunas de las losetas que forman el laberinto.

Todos los jugadores pueden ver todas las losetas, de modo que la posición de los personajes es pública. Sin embargo ningún jugador sabe qué personajes le han tocado a él o al resto de los jugadores.

Luego se coloca el peón de cada jugador en una de las cuatro esquinas del tablero, de modo que cada uno de los participantes del juego saldrá de un lugar diferente. Finalmente, el jugador podrá ver el personaje que le ha salido como objetivo en la primera de las cartas.

En Labyrinth los jugadores deben llegar, uno por uno, hasta sus personajes objetivo. Dependiendo de la adaptación, es posible que en vez de personajes tengamos objetos, o ambas cosas en las cartas. Para conseguir su objetivo se van turnando para realizar su jugada, que consiste en dos acciones:

• La colocación de una nueva pieza en el laberinto
• El desplazamiento de su peón por alguno de los pasillos que haya a partir de la posición en la que se encuentre.

Colocar la nueva pieza en el laberinto y modificación de los pasadizos

Al colocar la pieza en el laberinto la introducirá con un lateral y la desplazará hacia adentro, de modo que toda la fila o la columna de Losetas del laberinto se moverá también. Así es como la configuración del laberinto cambia en cada movimiento del jugador.

Por supuesto, el jugador tiene que mover estratégicamente la fila o columna de losetas de modo que se abran caminos útiles para llegar al personaje objetivo que tiene en ese momento.

Mover el peón

Luego el jugador tiene que mover su peón hasta cualquier posición que pueda, según el pasillo o pasillos que se encuentran disponibles en la configuración actual del laberinto.

No importa el número de casillas que avance el jugador siempre que al avanzar no pase por ninguna pared y continúe siempre por los pasadizos disponibles y accesibles desde la posición donde se encuentre.

Encontrando los personajes del laberinto

A medida que avanza el jugador por los pasillos podrá llegar a los personajes que le tocan como objetivo según las cartas que haya recibido al principio del juego. Cuando consigue llegar a un personaje da por zanjado ese objetivo y puedes centrarse en el siguiente.

Como se ha dicho, lo general es que las cartas estén ocultas y el jugador deba ir descubriendo cada uno de sus objetivos, uno por uno, sin saber cuáles son los objetivos siguientes que debe encontrar. Pero dependiendo de las reglas que se hayan escogido para esa partida esta regla puede cambiar. De hecho en el manual nos sugieren distintas dinámicas en la selección del objetivo. Por ejemplo, para niños con menos experiencia se recomienda ver todas las cartas a la vez y así poder escoger el personaje al que quiere llegar en cada momento. Esto facilita bastante las cosas porque puede haber personajes que consiga fácilmente y otros que se encuentren muy lejos y necesite varios turnos para conseguir llegar a ellos.

Para niños más experimentados se sugiere que solo se mire la primera de las cartas objetivo y, una vez que se haya conseguido ese objetivo, se pueda ver el siguiente.

Fin de juego

El juego acaba cuando el primer jugador consigue encontrar todos los personajes de sus cartas de objetivo. Ese jugador se proclama ganador de la partida